Ciudad Bandera

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martes, 2 de mayo de 2017

MITOS Y REALIDADES EN LA OBRA DE NICOLÁS GUILLÉN

Mi compañero de trabajo en la emisora Radio Ciudad Bandera,  René Martínez Hernández es una de las personas más preparadas que conozco, es Ingeniero de Profesión, pero también es un artista. Solo le reprocho: fumar  en exceso, beber  mucho café  y amar las historias del oeste, sin embargo estas 3 cosas lo hacen más humano.
Hace pocos días me sorprendió con un ensayo dedicado a Nicolás Guillén y por su calidad decidí compartirlo en mi blog, aquí va...
                                                      MITOS Y REALIDADES EN LA OBRA DE NICOLÁS GUILLÉN
Autor: René Martínez Hernández
Mucho se ha hablado en diferentes círculos literarios sobre el alcance y propósito de la obra del poeta Nicolás Guillén  Batista, no es por tanto mi interés en este ensayo valorar, criticar y mucho menos enjuiciar a entendidos y eruditos de las letras cubanas y extranjeras que han examinado a fondo la obra de nuestro poeta nacional.
A pesar de ello,  no quisiera pasar por alto algunas aristas de la obra de Guillén a  mi modesto entender resulta interesante. Son variados los criterios que tildan la obra del poeta como “Negrezca y Lírica”, si bien es cierto que en algunos momentos se puede aseverar que la poesía guilleniana envía un mensaje al negro y que posee lirismo, es necesario analizar de que va el tema.
Veamos un ejemplo:
Ayé me dijeron negro
pa que me fajara yo:
pero e que me lo desía
era un negro como yo.
Tan blanco como te ve
y tu abuela sé quién é.
¡Sácala de la cosina:
Mamá Iné!
De estos versos pudiera decirse que van dirigidos al negro, pero acaso ¿no se aprecia en las últimas cuatro estrofas el llamado a considerar el sincretismo y la mezcla de razas que conforman la nacionalidad cubana?.
Es necesario comprender que el autor se apoyó en estos poemas para tratar de salvar al negro del enclaustramiento en que lo han sumido, de hacerle ver que es parte de la sociedad al igual que otros y que debe mostrar el orgullo primero de ser humano y además de ser cubano, aquí en este “caimán verde”.
Pero las raíces de lo popular en que Guillén vuelve sobre el tema de la necesidad de que todos los cubanos nos consideremos iguales y que formemos parte de un complejo mosaico de caracteres y de valores que se expresan en lo que es la cubanía, el autor trata de eliminar las diferencias entre blancos y negros y mulatos y mestizos para sacar a flote la verdadera situación del pueblo cubano en los momentos en que escribe su obra, si no echemos un vistazos a estos versos:
No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.

Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?
Creo que sobran más comentarios, ya que una lectura detenida de esta obra nos permite apreciar la visión de conjunto que tenía el autor al considerar las distintas capas del pueblo como parte unida indisolublemente a la Nación.
No podía faltar una mirada elemental a la prosa de Guillén, muchas veces poco conocida y en ocasiones hasta un poco olvidada, por el aquello de los poemas y los versos que se han publicado en reiteradas recopilaciones de la obra de Guillén.
La prosa de Guillén podría, al igual que el resto de su obras definirse en dos momentos: antes y después del triunfo de la Revolución, pero no es ese el propósito de este trabajo, sino mostrar como su prosa se convierte en un armónico complemento de su obra poética, siempre al tanto del día a día y en ocasiones se imbrica con un singular parecido al periodismo, tal y como se muestra en el reflejo de los problemas cotidianos que atañen a los cubanos.
Utiliza poemas y escritos para narrar la situación existente, precisamente en este mes de abril, en que ocurrió la invasión por las arenas de Girón, Guillén nos regaló el poema “Sangre numerosa”,  dedicado a Eduardo García, miliciano que antes de morir ametrallado por la aviación yanqui, escribió con sangre el nombre de Fidel, del cual compartimos estos versos:
“Cuando con sangre escribe
FIDEL este soldado que por la patria muere
no digáis miserere:
esa sangre es el símbolo de la Patria que vive”.
Así se reafirma lo antes enunciado, que la obra de Guillén no puede circunscribirse al Lirismo o la Negritud, ya que de estos versos se desprende en patriotismo, la fe en la victoria y el canto a la vida que comienza con la muerte necesaria, lo que nos lleva al Apóstol José Martí, quien escribió  “Cuando se muere en brazos de la Patria agradecida, la muerte acaba, la prisión se rompe, empieza al fin con el morir la vida”.
Una mirada aparte merece la prosa de Guillén, pues en ella se aprecian los ideales de justicia e igualdad social del poeta, anticipándose en muchos casos a hechos que después avalaron sus escritos y opiniones como la guía de Fidel al frente del Movimiento 26 de Julio, si bien el triunfo del 59 lo sorprendió en Argentina, regresó de inmediato a su puesto en el periódico Hoy, desde el cual no hubo hecho significativo en quehacer de la Revolución y su líder histórico que escapara de la pluma siempre alerta del poeta nacional, no por gusto hasta un cantante popular en sus coplas recomienda leer a Martí y conocer la prosa de Guillén.
En apretada síntesis he tratado de ofrecer mi opinión sobre lo que considero un homenaje más a un poeta que pudo sobrevivir a su obra y tuvo la oportunidad de ver lo que soñó, dejando constancia en sus versos y en sus escritos que sería una imprudencia encerrar en el criterio de “Lírica o Negrezca”. Para un mayor conocimiento de esta faceta de la obra de Guillén recomiendo leer sus cuatro tomos de “Prosa de prisa”.

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