Los periodistas cubanos están de Congreso; desde cada delegación de base los profesionales de la prensa debaten, reflexionan y se miran por dentro. Recientemente la provincia de Matanzas desarrolló su asamblea previa y Ariel Aymé Gómez, el colega más joven de la emisora Radio Ciudad Bandera de Cárdenas, al regresar de la reunión, escribió este trabajo que decidí publicar en mi blog.
El periodista es un hombre o mujer cuya tarea consiste en comunicar la realidad a través de un soporte técnico y como resultado de un acto de pensamiento. El periodista debe informar e informar con la verdad, con la objetividad o lo más próximo a ésta.
Por eso Martí, de quien tanto hablamos, aseguraba en ese “cercano” siglo XIX que “no merece escribir para los hombres quien no sabe amarlos.” Y cuando un periodista crea y publica una información o un artículo distante de los problemas del hombre, ¿será que no se siente de su realidad? ¿Será que no lo comprende, que no vive bajo las mismas condiciones? La vida para un periodista o su profesión, que tal vez sea lo mismo, no puede ser tan sencilla como cubrir un acto o asistir a una reunión. El periodista tiene que prepararse, tiene que indagar, tiene que construir y tiene que luchar.
Como dice Raúl buscarse problemas, y no como consigna, sino por los argumentos intrínsecos a una persona con una responsabilidad social. Y es precisamente esa responsabilidad la que nos impone actuar y buscar las historias de la gente, las historias del éxito y las del fracaso. Cuánta coincidencia con el colega que nos decía: “los periodistas cubanos tenemos un nivel superior al reflejado en los medios”. Entonces tendríamos que hablar de los problemas que nos afectan, del hospital, de las calles, del salario, del acueducto, de la Dominica.
Como dice Raúl buscarse problemas, y no como consigna, sino por los argumentos intrínsecos a una persona con una responsabilidad social. Y es precisamente esa responsabilidad la que nos impone actuar y buscar las historias de la gente, las historias del éxito y las del fracaso. Cuánta coincidencia con el colega que nos decía: “los periodistas cubanos tenemos un nivel superior al reflejado en los medios”. Entonces tendríamos que hablar de los problemas que nos afectan, del hospital, de las calles, del salario, del acueducto, de la Dominica.
Lo tenemos que hacer porque también hablamos de nuestros mejores trabajadores, de sus virtudes, de la calidad en la educación, de la atención médica, de la clínica de neuro-desarrollo, por ejemplo. Tenemos que seguir en la cuerda floja, tenemos que perseguir el mejor oficio del mundo, pero sólo será posible con la realidad, la que oímos en el coche o en lel ómnibus la que nos toca de cerca y la que nos obligará cada día a ser mejores periodistas.
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