A Cintia Menéndez Dihigo la entrevisté cuando ella era estudiante del
preuniversitario Trece de marzo de Cárdenas y allí lideraba la FEEM,
ahora tengo la oportunidad de hacerlo luego de su regreso del Noveno
Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria, al que asistió como
delegada y me doy cuenta de cuánto ha crecido en todos los sentidos,
sin embargo continúa siendo esa muchacha sencilla a la que en el barrio
todos admiran y reciben a su llegada de la cita juvenil.

Emocionada
aún por sus vivencias, habla de la trascendencia del Congreso de los
universitarios cubanos, por marcar un antes y un después dentro del
proceso revolucionario en el país, donde la casa de altos estudios y sus
alumnos tienen un importante protagonismo en el presente y el futuro.
Cintia
estudia Derecho en la Universidad de Matanzas y tiene la certeza de que
95 años de historia de la FEU, le ha permitido ganar un prestigio para
ubicar a sus miembros en la primera fila de la batalla que libra Cuba en
estos momentos y así también lo ve la Dirección de la Revolución, que
compartió con ellos las intensas jornadas.
Aunque siente la nostalgia
de la ausencia física de Fidel, la presencia de Raúl, de Machado
Ventura, de Díaz Canel, de Abel Prieto y la confianza que manifestaron
en la nueva generación de estudiantes universitarios, compensa no
haberlo tenido de cuerpo presente, porque confiesa que desde el primer
día hasta el último, el Comandante en Jefe estuvo allí, en cada debate y
reflexión.

Nunca podrá olvidar estos días, haber tenido el honor de
ser delegada al Noveno Congreso de la FEU, la enriqueció y la llena de
desafíos. Dentro del Derecho sabe que mucho podrá aportar y no tiene que
esperar a graduarse, porque la Universidad es más que un laboratorio en
la Isla, es una fuerza productiva más, que se pone al servicio de la
nación para responder a sus necesidades en todos los ámbitos y el
jurídico es vital.
Me despido de esta joven universitaria y la dejo,
allí en su barrio del Reparto Trece de marzo en la Ciudad
Bandera en el
lugar donde se crió junto a su familia, en especial de su abuela
paterna, Silvia Alderete, una pedagoga de más de 50 años de magisterio
que con orgullo dice que Cintia es el mejor premio a su labor en la
formación de juventudes.
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