Cuando lo vi en la emisora carioca al lado de su esposa, rindiéndole homenaje al Comandante en Jefe, luego de su partida a la inmortalidad, de inmediato recordé una de las anécdotas que más me ha conmovido entre las distintas historias escuchadas de nuestro personal de la salud en tierras hermanas.
Jochi, como lo conocemos cariñosamente aquí en Cárdenas, su patria chica, fue uno de los primeros en arribar a la Misión Barrio Adentro en los Cerros de Caracas en la República Bolivariana de Venezuela . Los vecinos lo recibieron con la desconfianza propia de no haber visto nunca un médico por aquellos lares, sorprendidos por su presidente Hugo Chávez Frías, el eterno líder boliviariano.
José Ignacio se asombró de las malas condiciones para jugar, en un sitio improvisado por supuesto y de la pérdida de los balones, irrecuperables por los accidentes del terreno y las divisiones entre los barrios. Desde ese momento, se propuso mejorar el entorno de aquellas competencias, una fuente de recreación para los habitantes de los cerros.Contaba el doctor sobre los esfuerzos para la construcción del tabloncillo, con cercas altas para evitar las pérdidas de las pelotas, con luces y gradas para sentarse los asistentes. Fue a ver a las once mil vírgenes como se dice en buen cubano y desde el principio contó con el apoyo de la comunidad, la cual desde ese instante lo reconoció como uno más de los suyos, con el don además de poderlos curar.
Así se incorporó el Doctor José Ignacio Alonso Martínez a su Misión en los Cerros de Caracas, ganando a los vecinos del barrio con su integralidad de joven profesional cubano, graduado por la Revolución y entrenado en las enseñanzas y el ejemplo de Fidel.
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