Ciudad Bandera

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miércoles, 10 de diciembre de 2014

SIMIOS, FICCIÓN O REALIDAD.

 Por Valia Soto Espinosa-Unión de Historiadores de Cuba (Club Martiano Néstor Ponce de León)

Tras la puesta televisiva concedida por el programa Arte Siete, el domingo último, nos queda solamente reflexionar si nos encontramos ante un filme de ficción o simplemente ante una posible y tangible realidad.
La trama comienza después que la especie humana había sido destruida aparentemente en su totalidad. Los simios tenían la ocupación del planeta, un jefe del grupo, guiaba a través de costumbres inclinadas hacia un respeto y convivencia apacible.
El peligro apareció, justamente cuando unos pocos humanamos sobrevivientes, invadieron el territorio con armas de fuego en mano, intentando amedrentarlos. Diferentes escenas evidenciaban la intención de unos y otros, pero el comportamiento de los primeros, durante una efímera convivencia, ponía a relieve la imposibilidad de un consenso entre ambos.
La preocupación latente del guía cuadrumano, auguraba que el exceso de confianza por parte de su descendiente lo conduciría a un final nefasto. Tal supuesto no se pudo refutar, pues los hechos lo revelaron.  Comenzó la guerra entre monos y hombres, el “líder” herido es desplazado, en su lugar, otro habiendo experimentado el poder de las armas de las personas se sentía omnipotente.
La fracción apostaba por el poder de este mono traidor y las concepciones del “ético gran jefe”, quien predicó siempre con el eslogan, “simio no come simio”. Solamente se quebrantaba esa paz si eran objeto de algún peligro externo. Para ellos esto constituía el “conocimiento”.
Un hombre sobreviviente y bueno, así como los simios, se desviaron, pues sabían que los humanos no perdonarían y que a partir de ese momento comenzaba una guerra sin límites.
 Llevado a nuestros días, podemos resumir la esencia del filme, es el hombre el devastador por excelencia del hombre, es éste básicamente quien mediante sentimientos miserables, impone el poder a costa de las propias pérdidas humanas, quien sale a invadir territorios, y una vez allí, apunta con armas sofisticadas contra su misma naturaleza para alcanzar sus fines inescrupulosos, aun cuando en su psiquis guarde el conocimiento científico más alto.
El hombre impone muros, llega hasta ellos, los salta, depreda. Lo hace también contra otras razas. Articula lenguaje, pero no establece aquiescencias. Usa tecnologías pero manifiesta tener dentro una bestia.
Si el presente es el final inmediato, si ese final llega al principio, ¿cómo será ese principio si existiere algún ser humano sobreviviente de la tierra?  Prefiero entonces pensar que todo sería una simple  ficción.
 





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