Hace 15 años se realizó la primera marcha de madres y abuelas por el regreso de Elian a la patria, en la Ciudad Bandera. Ese día era su sexto cumpleaños y la mafia estadounidense ya había declarado que no lo devolvería a su familia. Mi mamá, con limitaciones físicas grandes y casi 80 años, decidió que su puesto estaba entre las miles de mujeres cardenenses volcadas a las calles, por el dolor común de ser separadas de un hijo.
Eran días intensos en la emisora local donde trabajo, pero ante la solicitud de mi madre, ajusté todo para acompañarla en aquel histórico desfile, donde espontáneamente el pueblo se sumó a lo que después se conoció como Batalla de Ideas.
Cárdenas era visitada por infinidad de agencias noticiosas de todo el mundo y a duras penas podía caminar con mami luego de finalizada la marcha, ella temblaba como una hojita y lloraba de la emoción.
De pronto una extranjera se nos acercó e identificada como reportera de Reuter, cuestionó insinuante, si creíamos que el niño debía volver a Cuba; entonces yo ni corta ni perezosa, le saqué mi pequeña grabadora de reportera y le pregunté, ¿Por qué no me dice su opinión sobre esta marcha?
Cuál no sería su sorpresa, al ver que alguien a quien había detenido al azar, le pasara la pelota como se dice en buen cubano y la invitara a compartir su experiencia sobre la manifestación de Pueblo que acababa de presenciar.
Asombrada aún me respondió que ella no podía dar su criterio y sin despedirse salió apurada.Mi mamá indignada por la negativa de la periodista, decía que cómo era posible que ante una demostración tan grande, alguien callara.
Han pasado 15 años y cuando hoy Cárdenas, reeditó la marcha, no pude dejar de recordar a mi madre, ausente físicamente, pero presente en mi memoria, portando un pedacito de la enorme bandera cubana para exigir justicia, primero por Elián y luego por los Cinco.
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