
Algunos de sus antecesores, muchos longevos, conocieron de cerca a Antonio Maceo, Máximo Gómez, Calixto García y a otros insignes mambises.Ellos le trasmitieron sus experiencias de aquella gloriosa época. Su propio abuelo donó piezas de enorme valor histórico al Museo, levantado en el sitio donde se firmó la Carta Magna Constituyente, justo frente a su actual casa familiar.
Allí junto a la centenaria ceiba también se alza el mausoleo en el que reposan los restos de Ana
Cuando se habla de incendio de una ciudad siempre se cita a Bayamo y pienso que pocos conocen que Guáimaro fue quemado en dos ocasiones por sus habitantes. Resulta difícil ponerse en el lugar de aquellas personas del siglo XIX ante tal disyuntiva, sin que un estremecimiento le recorra a uno el cuerpo, porque no solo fueron jóvenes patriotas, sino niños, ancianos, enfermos, mujeres recién paridas o por dar a luz, los que por dos veces enardecidos por el ideal de libertad, sin distinción de clase, credo o color de piel partieron a la manigua redentora dejando todo atrás, devorado por las llamas.
Nuestro Héroe Nacional José Martí al referirse a tan dramático hecho expresó:
"… ni las madres, ni los hombres vacilaron, ni el flojo corazón se puso a ver como caían cedros y caobas. Con sus manos prendieron la corona de hoguera a la santa ciudad, y cuando cerró la noche se reflejaba en el cielo el sacrificio".
El viaje y la visita a Guáimaro una vez más, combinó lo agradable del regreso a las raíces de Carlos, mi esposo y el encuentro con el pasado y el presente de un indómito pueblo que vive orgulloso de una historia que continua enriqueciendo.
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