Cuánta añoranza me trasmite ver en la televisión el XIV Campeonato Mundial de Atletismo que se celebra en Moscú, sobre todo a través de
esos recorridos por la capital rusa, que para bien o para mal me
cuentan, es totalmente diferente a la que conocí.
Lugares comunes, sitios que guardan infinitos recuerdos, vuelven a
pasar ante mis ojos, que también han cambiado. Se llenan de lágrimas
rememorando años felices, cuando éramos demasiado jóvenes
para
arrepentirnos de la alegría, como dijo una vez, el poeta salvadoreño
Roque Dalton.
Las cúpulas brillantes de las iglesias, la Catedral de San Basilio, el
río Moskvá, edificaciones antiguas y nuevas, la Plaza Roja; todo
mostrado desde arriba en un impresionante paneo, mientras la cámara
sigue a la carrera de maratón, en ese colorido verano mocovita, donde
amanece muy temprano y oscurece muy tarde, como en 1980, cuando tuve la oportunidad de disfrutar de las Olimpiadas de Moscú.
Un inolvidable espectáculo deportivo, como una película pasa por mi
mente en el Estadio Lenin abarrotado, donde figuras como María Caridad
Colón, Silvio Leonard, Alejandro Cazañas, Alberto Juantorena, entre otros atletas
cubanos, dieron lo mejor de sí, en unos Juegos que se intentaron boicotear por intereses políticos y en que el adorable osito Misha
introdujo por primera vez, el concepto de mascota en un evento deportivo.
Aún conservo fresca en la memoria, cuando junto a mi amiga Eurídice le arrebaté los prismáticos a una rusa,
para ver de cerca a Teófilo Stevenson, que con su majestuoso porte hizo
su entrada en la instalación, para animar a sus compañeros de atletismo, en los días que se
coronó por tercera ocasión como campeón olímpico.
Estudié en la Universidad Estatal de Moscú Mijaíl Lomonosov en los finales de los años 70 y principio de los 80 y estoy completamente segura, que quienes fueron mis colegas en esa época, estén donde estén, comparten los sentimientos que en mi afloran durante este Campeonato Mundial, que me trae a un Moscú, cercano y lejano, igual y diferente, pero intensamente amado.
Estudié en la Universidad Estatal de Moscú Mijaíl Lomonosov en los finales de los años 70 y principio de los 80 y estoy completamente segura, que quienes fueron mis colegas en esa época, estén donde estén, comparten los sentimientos que en mi afloran durante este Campeonato Mundial, que me trae a un Moscú, cercano y lejano, igual y diferente, pero intensamente amado.
2 comentarios:
lina para todos los que pasamos años de nuestras vidas en Moscu la matenemos en nuestros corazones, buen blog gracias
saludos frank
buen blog gracias por los recuerdos saludos frank
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