
A este joven compatriota lo conocí como alumno de la carrera de
Comunicación Social y de inmediato me percaté de su sensibilidad y
deseos de aprender. Proveniente de Martí, una localidad cercana a Cárdenas,
viajaba semanalmente para continuar sus estudios en la Enseñanza
Superior, en el Centro Universitario Municipal, sin dejar de realizarse
a diario como Instructor de Arte en la manifestación de Plástica.
Al llamado a compartir sus conocimientos con hermanos de la República
de Venezuela, en la Misión Corazón Adentro, respondió de inmediato. Con sencillez al sábado siguiente me dijo: Profe, me voy pronto;
terminar mi carrera puede posponerse, pero sembrar cultura, no. Y
así convencido de la necesidad de su aporte a los habitantes de la
patria de Bolívar, partió Danielito.
Al regresar a Cuba de vacaciones, contó miles de anécdotas de su Misión en Cordero, capital del municipio Andrés Bello, situado en el
centro de la zona montañosa del estado Táchira en Venezuela. Allí
trabajó con toda la tradición andina, rescatando saberes populares y
ancestrales, que lo sorprendieron por su riqueza y variedad. Ayudó a
revitalizar la cultura, valorizando y revalorizando la identidad de esa
zona colindante con Colombia.
A estudiantes en las Escuelas y al resto de los grupos etarios, de
las comunidades pobres de la cordillera andina, llegó este joven
cubanito, Instructor de Artes Plásticas, que dice haber aprendido enseñando, a
través del descubrimiento de un patrimonio, que muchos desconocen,
incluso los que lo disfrutan, a causa de siglos de ignorancia, en esta
América Nuestra, que José Martí le enseñó a amar desde pequeño.
Como nunca antes comprendió al Apóstol y se acercó a Bolívar en la Misión Cultura Corazón Adentro,
idea del Comandante Hugo Chávez Frías, al que nunca podrá olvidar y
dejar de agradecer por haberle ofrecido la oportunidad de madurar
como Instructor de Arte y revolucionario, en esa tierra mágica que
lo asombra a cada paso.
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