A esta historia llegué a través de Carlos Jiménez Herrera, un zapatero que labora en la practipedia de Cárdenas, al que conocí casualmente por sus compañeras de trabajo, preocupadas porque siendo tan joven había sufrido un infarto. Me interesé por conocer su experiencia luego de reincorporarse, con los bríos de siempre; agradecido a su doctor que lo había devuelto a la vida y al Sistema de Salud Cubano, gratuito y accesible a trabajadores como él.
Salvar corazones puede ser una frase romántica, pero en este caso se trata literalmente del accionar de un médico decidido a luchar por este fin, como cardiólogo, pero también desde su vocación quijotesca, a la que no le asustan los molinos de viento para alcanzar sus sueños, aquí en la Ciudad Bandera, donde nació y ejerce como profesional.
El Doctor Roberto de la Vega González, médico del Hospital Territorial Julio Aristegui Villamir de Cárdenas aplica la Angioplastia Coronaria, una técnica para pacientes aquejados de infartos del miocardio, basada en la revascularización cardiovascular por mínimo acceso, que ayuda a que las arterias del corazón recuperen su impermeabilidad a través de un stent convencional, dispositivo de forma cilíndrica, que se coloca en el interior del conducto obstruido, para mantenerlo permeable y evitar su colapso luego de su dilatación, contribuyendo al rescate del músculo cardiaco.
En la provincia de Matanzas no existe salón de intervencionismo cardiovascular para realizar este tipo de cirugía, propia del tercer nivel de atención de salud, con un alto costo, por lo que propuso la alternativa de trasladar a los pacientes al Instituto Nacional de Cardiología y Cirugía Cardiovascular en ambulancias del Sistema Integral de Urgencias Médicas; realizarles la operación y regresarlos a recuperarse en las salas de terapia intensiva, contribuyendo de esta manera a reducir la mortalidad por infarto del miocardio en un 40 por ciento en los últimos años.
En la provincia de Matanzas no existe salón de intervencionismo cardiovascular para realizar este tipo de cirugía, propia del tercer nivel de atención de salud, con un alto costo, por lo que propuso la alternativa de trasladar a los pacientes al Instituto Nacional de Cardiología y Cirugía Cardiovascular en ambulancias del Sistema Integral de Urgencias Médicas; realizarles la operación y regresarlos a recuperarse en las salas de terapia intensiva, contribuyendo de esta manera a reducir la mortalidad por infarto del miocardio en un 40 por ciento en los últimos años.
Esta técnica con un mínimo de complicaciones, fue instaurada desde hace 5 años en Cárdenas y se ha protocolizado al punto de trasladar dos pacientes semanales al Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, salvando la vida a cientos de personas como Carlos, el cual reaccionó muy favorablemente a la implantación del stent que le permitió recuperarse en las 72 horas posteriores a la intervención, restituyéndole la arteria que le produjo el infarto y su corazón, a casi un ciento por ciento de su vital función.
Para el Doctor Roberto de la Vega González, salvar corazones es un desafío permanente y prueba de ello es que también en el Hospital de Cárdenas, se implantan marcapasos a pacientes que no pueden mantener el ritmo y la frecuencia adecuados de su corazón, devolviéndolos a la vida normal, como hizo con Carlos Jiménez Herrera, pero de ello escribiré en otro momento.
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