Ciudad Bandera

Desde Cárdenas, Cuba y el Mundo, un intercambio franco.

sábado, 18 de febrero de 2012

Patricia, nuestra Instructora de Arte




  Qué voy a estudiar? Es una interrogante que ahora mismo pueden estarse  haciendo muchos de nuestros jóvenes y adolescentes, por eso me propongo comentar  en este día en particular, sobre una muchacha que preocupaba a sus padres, porque no le veían inclinación especial hacia ninguna profesión y ya estaba a punto de concluir el noveno grado.
  Contaba su abuela  que desde pequeña  le gustaba mucho  escuchar la radio y se quedaba horas y horas frente a la pantalla de televisión, haciendo observaciones que sorprendían a  familia, sobre tal o más cual programa dramatizado, sin embargo  en un hogar donde papá era médico y mamá economista, el arte no clasificaba para decidir el futuro.
 Pues bien llegó el momento de tomar un camino y Patricia  se apareció a la casa con la noticia, de que ingresaría a la Escuela de Instructores de Arte, en la especialidad de Teatro.
 No fueron pocos  los cuestionamientos, porque todavía afloran prejuicios cuando de estas profesiones se trata, pero la seguridad de esta adolescente que con muy buen índice académico podía optar por  el Pre Vocacional u otras atractivas propuestas, era total y se presentó a las pruebas de aptitud, convencida de que sería aprobada; por supuesto que no se equivocó y hoy  Patricia Marrero Hernández es una de las Instructoras de Arte más consagradas en la Ciudad Bandera.



En estos momentos, se encuentra cumpliendo  con  la Misión  Corazón Adentro en la hermana República Bolivariana de Venezuela, allá en los cerros de Caracas donde defiende  un montón de proyectos  en los que cree con esa pasión que caracteriza a los jóvenes, que saben lo que quieren y se sienten comprometidos con su tiempo.

                     Su familia está muy orgullosa, descubrió el talento de su hija desde hace mucho, viéndola como se transfiguraba a través de la magia del teatro, en personajes conocidos a distancia que se volvían cercanos en la piel de su niña-mujer.
Sólo así, me confesó una  vez Patricia, es que se puede llegar a ser una buena Instructora de Arte, sintiéndolo  muy adentro, como lo hizo Olga Alonso, aquella otra muchachita del primer llamado de la Revolución,   quien desapareció físicamente, pero continuó multiplicándose  en generaciones  que siguieron su ejemplo y en este 18 de febrero, fecha de su nacimiento  la recuerdan   brindando lo mejor de sí, como esta  joven cardenense,  de quien hoy he comentado.

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