Qué voy a estudiar? Es una interrogante que ahora mismo pueden estarse haciendo muchos de nuestros jóvenes y adolescentes, por eso me propongo comentar en este día en particular, sobre una muchacha que preocupaba a sus padres, porque no le veían inclinación especial hacia ninguna profesión y ya estaba a punto de concluir el noveno grado.
Contaba su abuela que desde pequeña le gustaba mucho escuchar la radio y se quedaba horas y horas frente a la pantalla de televisión, haciendo observaciones que sorprendían a familia, sobre tal o más cual programa dramatizado, sin embargo en un hogar donde papá era médico y mamá economista, el arte no clasificaba para decidir el futuro.
Pues bien llegó el momento de tomar un camino y Patricia se apareció a la casa con la noticia, de que ingresaría a la Escuela de Instructores de Arte, en la especialidad de Teatro.
No fueron pocos los cuestionamientos, porque todavía afloran prejuicios cuando de estas profesiones se trata, pero la seguridad de esta adolescente que con muy buen índice académico podía optar por el Pre Vocacional u otras atractivas propuestas, era total y se presentó a las pruebas de aptitud, convencida de que sería aprobada; por supuesto que no se equivocó y hoy Patricia Marrero Hernández es una de las Instructoras de Arte más consagradas en la Ciudad Bandera.
En estos momentos, se encuentra cumpliendo con la Misión Corazón Adentro en la hermana República Bolivariana de Venezuela, allá en los cerros de Caracas donde defiende un montón de proyectos en los que cree con esa pasión que caracteriza a los jóvenes, que saben lo que quieren y se sienten comprometidos con su tiempo.
Su familia está muy orgullosa, descubrió el talento de su hija desde hace mucho, viéndola como se transfiguraba a través de la magia del teatro, en personajes conocidos a distancia que se volvían cercanos en la piel de su niña-mujer.
Sólo así, me confesó una vez Patricia, es que se puede llegar a ser una buena Instructora de Arte, sintiéndolo muy adentro, como lo hizo Olga Alonso, aquella otra muchachita del primer llamado de la Revolución, quien desapareció físicamente, pero continuó multiplicándose en generaciones que siguieron su ejemplo y en este 18 de febrero, fecha de su nacimiento la recuerdan brindando lo mejor de sí, como esta joven cardenense, de quien hoy he comentado.
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