Ciudad Bandera

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martes, 28 de noviembre de 2017

A Gerardo, su dama gris de la tarde lo conminó a partir

     "Crónica por Gerardo"
Por Lorena Martínez.Cátedra de Literatura Casa de Cultura Gonzalo Roig
 Los poetas cardenenses mueren solos, viejos, en sus casas, tan desolados como nuestro patrimonio. Así sucedió con la casi centenaria María Catalina Rodríguez, poetisa desde su juventud,fundadora del Circulo Literario de Cárdenas (1956) y del Taller Literario Fray Candil (1967). Así también le ha pasado este mes al decimista Gerardo Gómez Falcón. Al parecer entre la sombra y el filo de la duda su dama gris de la tarde lo conminó a partir.
Nuestros viejos poetas, maestros del ahora, parten solos. Quizás en ese momento del infarto final recuerden galardones, textos que no terminaron de escribir mientras se detienen en el tiempo para ser encontrados, solos, en sus hogares, días después.
Nadie podría imaginar la pronta ausencia de Gerardo cuando lo escuchamos declamar sus décimas a Radio Ciudad Bandera y recoger el diploma acreditativo el pasado 18 de octubre en la premiación del concurso de su querido taller Cerebro y Corazón. Incluso varios días después nos encontramos en la  Avenida de Cèspedes y comentamos un episodio que no nos había agradado del mismo. Me anunció su próximo soneto “una sorpresa”, dijo a pesar que en la décima era que estaba su verdadera raíz poética.
No era esta la sorpresa que esperaba de usted, Gerardo. Le vamos a necesitar cuando no tengamos más al Estadístico entre los autores concursantes al Fray Candil,por esta presente futura ausencia de tu décima clásica, por momentos campesina, autobiográfica, amorosa, filosófica, plena de elegancia y monte. Porque aunque no te visitáramos mucho Gerardo, eras tema de conversaciones literarias, paradigma en la décima cardenense, batalla por la publicación de un libro que nunca se llegó a concretar.
Nunca te lo dije pero no por gusto has sido considerado Maestro por los poetas de la ciudad quienes, muchas veces declararon sentirse honrados de la influencia y el saber que algún día sembraste en ellos. Gerardo, esa décima que escribías, puede que no fuera la más novedosa del siglo XXI, pero, era casi perfectas, tanto que sacaba ronchas a quienes querían superar tu dominio del octosílabo y de los encabalgamientos liricos.
Este hombre, quien nunca pudo ver un libro suyo publicado, apareció en antologías y compilaciones de la décima matancera del siglo XX, en las plaquettes locales, en las décimas murales que cada año los plásticos diseñan. Sus textos son una obra del amor y de una vida dedicada a hacer literatura con dignidad. En su afán, ladécima encontró a un amigo necesario, la combinación exacta de amor, pensamiento y ternura para hermanar sensibilidades, otra piel para crear y ser profeta en sus desvelos.

  "La dama gris de la tarde"
                                       de Gerardo Gómez Falcón.
Ya se está poniendo vieja
 la dama gris de la tarde,
erguida,  su imagen arde
sin balbucear una queja.
No le cuelga de la oreja
el sol, arete rojizo,
en las cuencas de granizo
la luz de   los ojos muere,
y más de un lucero quiere
adueñarse de su hechizo.

Coronada de quietud,
fenece sobre sus huellas,
hay un cortejo de estrellas,
llorando en la multitud.
Sucumbe en el ataúd
del ocaso lentamente,
y el funeral imponente,
deja como signo luego,
una cicatriz de fuego
en el rostro de occidente.


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