El talento de ambos pudiera explicar el premio a la interpretación y a la composición, alcanzado por Cárdenas, en el Concurso más importante de la música infantil en Cuba, sin embargo pienso que hay mucho más detrás de este lauro.
Isabel es una niña linda, de una figurita frágil como salida de un cuento de hadas pero a la vez de una determinación asombrosa para sus diez años, en los que despunta por su afinación y melodía hacia un futuro prometedor en la música, probado de alguna manera en un certamen como Cantándole al Sol.
Maravillosos fueron los días vividos durante el festival y grande la alegría compartida con Rubén, al conocer del doble premio.
Con inteligencia no distinguió a nadie a la hora de dedicar su triunfo, mientras con especial cariño agradeció de todos los que la apoyan y acompañan, estando cerca o lejos, en el difícil camino hacia el éxito.
Felicidades entonces a Isabel y a Rubén, hijos de Cárdenas, la Ciudad Bandera de Cuba, que tanto nos honran con su arte "para los que saben querer"...
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