
A Olga Salanueva, su esposa, la conocí de cerca en la inauguración
del Museo a la Batalla de Ideas en el Municipio de Cárdenas y me conmovió por su sencillez. Después
la encontré varias veces junto a otros familiares de los Cinco y tuve la oportunidad de conversar con ella y percibir que a pesar de su dolor, era una mujer plena. La crianza de sus hijas y la certeza de que solo la lucha constante, le traería de regreso a René y a sus compañeros, le daban fuerzas y la hacían crecerse.
Estando ella en la histórica institución, en un Acto de Solidaridad con los Cinco en la Ciudad Bandera, René la llamó y en esos valiosos minutos, Olga le contó donde estaba y él le trasmitió el agradecimiento al Pueblo de Cárdenas, a nombre de nuestros Héroes encarcelados.
En esa ocasión Roberto González, su hermano, como profesional del Derecho se refirió al amañado juicio, a la causa de Ramón, Antonio, Gerardo, Fernando y René y a la necesidad de darla a conocer al mundo, traspasando cada vez más fronteras, para que la opinión pública internacional exigiera imparcialidad en el manipulado proceso y el gobierno estadounidense actuara en consecuencia.
A lo largo de estos más de 14 años, duros han sido los avatares por los que han pasado estos hombres, entre ellos, la muerte de familiares muy queridos. Sin embargo se mantienen indoblegables, demostrando su proceder digno, a pesar de acusárseles de espías y de agentes enemigos, cuando en realidad se dedicaban a proteger a los suyos de actos terroristas y defender la Revolución.

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