Escuchar acerca de estos temas resulta interesante, pero cuando uno conoce a quienes superaron el mundo del silencio y se sienten plenos en sus relaciones con los demás, la noticia resulta más cercana e impactante.
Helen Quiñones Monzón y Luis David Denis Hernández son dos adolescentes de Cárdenas, Ciudad Bandera con discapacidades auditivas severas que gracias al Programa Nacional de Implante Coclear pudieron insertarse en la enseñanza general desde la primaria y hoy estudian el octavo grado de la secundaria básica.
A Luis David lo conozco desde pequeño, el azar me permitió tropezar con su mamá, la Doctora Ismary Hernández y desde entonces he estado al tanto de este niño que desde su nacimiento enfrentó infinidad de obstáculos y siempre salió vencedor.
Una grave padecimiento auditivo, trastornos motores y problemas visuales pudieron condenarlo a la exclusión de muchas de las actividades propias de la niñez; muy lejos, de lo soñado por la joven médica que esperaba que su hijo fuera a su misma escuela, y creciera como un niño igual a los demás jugando en el parque Mijala, testigo de sus carreras infantiles.
Pero la vida le deparó otro destino e Ismary lo asumió con valentía sobre todo por Luis David, un muchachito cariñoso e inteligente capaz de lograr todo lo que se propone y que la conmovió hasta las lágrimas, la primera vez que le escuchó responder a su llamado con un: ¡Queé mamaá! desde ese parque vecino donde juega futbol con sus amigos del barrio.
Cada una de sus discapacidades fue tratada por el Sistema de Salud cubano y la perseverancia de papá y mamá, que no desmayaron nunca. Sin embargo su hipoacusia total al nacer parecía de difícil solución, pues el avance de la medicina en ese sentido apuntaba para tratamientos del primer mundo por lo costoso y complejo.
En Cuba el implante coclear como procedimiento comenzó en 1998, pero no fue hasta finales de 2004 y principios de 2005 que se aplica el actual, por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro quien creó un Programa en el país con el objetivo de mejorar la calidad de vida de estas personas, en particular de los niños y niñas.
Y al Centro Internacional de Salud, La Pradera,donde se atienden esos casos fue la Doctora Ismary a buscar la posibilidad de restituir la audición funcional de su hijo, deviniendo ella misma casi sin proponérselo, en especialista de la atención primaria de esta discapacidad.
Lograr que su pequeño Luis David ingresara a la Educación General fue difícil, porque casos así siempre generan prejuicios, pero nada es imposible para esta familia y la maestra Marileysi de la primaria Sierra Maestra, cercana a su casa, se responsabilizó con recibir al niño en su aula y entregarse a su educación con amor y dedicación.
Luego el paso a la Secundaria donde estudia ahora, fue más sencillo y hoy es alumno de segundo año de esa enseñanza, integrado a su colectivo y apoyado por profesores, como Elsa Nodarse, guía del grupo y atenta, junto al resto de los educadores, a las demandas de una atención mas esmerada, que se consolida con la participación activa familiar.
Allí estudia Helen, la otra niña implantada a la que la Doctora Ismary también atiende, ella es muy compartidora, alegre y además del implante coclear, tiene en común con Luis David sentirse feliz, y querida por todos, en un universo de sonidos materializados por una Revolución que protege sus derechos y garantiza su futuro.
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